Hogar y Obra

Es una gran tentación comenzar pintando sin perder tiempo en preparar apropiadamente la superficie, pero esto puede ser un gran error. No efectuar una adecuada preparación de la superficie puede significar que aún las mejores pinturas se deterioren antes del tiempo previsto. De hecho, nuestros expertos de pinturas Durekol afirman que la preparación inadecuada de la superficie es la principal causa de que las pinturas no cumplan con la función esperada. Tanto al pintar en interiores como en exteriores es indispensable que la superficie este limpia, seca y en buen estado. El resultado final del trabajo depende en gran medida del grado de adherencia que se logre con la pintura y sin duda que ésta adhiere mucho mejor en superficies que están en las condiciones adecuadas.

FISURAS Y GRIETAS, IDENTIFICACIÓN DEL PROBLEMA:

Al igual que en el caso de los hongos y la humedad, la identificación del problema en grietas y fisuras es fundamental para hacer un correcto trabajo en la obra. Podríamos enmascarar con la pintura, pero en un breve tiempo estaríamos con todo el trabajo echado por la borda con un gasto superior por no haber corregido la causa.

- Grietas tipo I o Fisuras: son grietas superficiales que pueden o no penetrar en el revoque, son finísimas y en forma de red (o también decimos como tela de arañas). Según cual fuera el origen serán grietas de sinterización o de contracción en la parte superior del revoque, esto es movimientos del mismo por amplitud diaria de la temperatura ambiente. Las causas probables son la utilización de arenas finas y el secado demasiado rápido por exceso de calor y aire circulante.

- Grieta Tipo II: son grietas ya muy pronunciadas perimetrales de la mampostería de fondo. Atraviesan completamente el espesor del revoque hasta la junta de mampostería y pueden reconocerse fácilmente por su trayectoria que transcurre paralela a las juntas de mampostería. Su posible causa es un secado insuficiente de la mampostería y expansión térmica de la misma que provoca cambios de volumen debidos a la temperatura y humedad.

- Grietas Tipo III: son grietas dinámicas debidas a procedimientos de construcción mal hechos. Muy peligrosas de por sí cuando no son analizadas con detenimiento. Suelen ser rectas, de trayectoria regular o irregular, desde finas a muy abiertas, frecuentemente horizontales o verticales bien definidas, nunca oblicuas. Cuando son muy finas se las confunde con grietas tipo I o fisuras y he aquí su peligrosidad. Aparecen en las juntas del techo, en las esquinas de las aberturas. Sus causas son los movimientos por esfuerzos de tracción o compresión de los edificios, por influencia del viento, asentamientos geológicos, movimiento del suelo por ruidos y vibraciones extremas (aviones, trenes, etc) o también por el crecimiento de las raíces de los árboles.

Al pintado de techos y terrazas realizadas en cemento, baldosas, lajas o cerámicos construidos sobre concreto, a menudo se le pide una función sellante protectora. Esto no se puede cumplir, ya que siempre están sometidos a diferentes cargas y tensiones propias de la estructura a la que pertenecen o inducidas por movimientos de estructuras vecinas, y como estas cubiertas son rígidas es lógico que se fisuren o se agrieten si no se toman las medidas necesarias para evitarlo. A continuación enumeramos los problemas más comunes en los techos de hormigón:

* Falla por movimiento de baldosas (lajas).
* Construcción defectuosa de la capa protectora.
* Uniones defectuosas con estructuras elevadas y extremos.
* Incorrecto diseño en el sistema de drenaje.
* Defectos en las uniones con aberturas del techo.

Al igual que en las paredes, en el caso de los techos es de suma importancia la identificación del problema para su correcta reparación antes de pintar.

Como en todo proceso de pintado aquí también es fundamental la limpieza. Es común encontrarse con el uso de brea, restos de membrana, juntas con derivados bituminosos, etc. Es de vital importancia eliminarlos, ya que son motivos de aparición de ampollas y posterior pérdida de adherencia. Si el techo fue pintado con algún recubrimiento anterior hay que eliminarlo en su totalidad utilizando los medios mecánicos clásicos: espátulas, cepillos de alambre, acepilladoras, etc.

Recordemos que en los desagües y en las zonas muy húmedas se forma el “verdín” (mezcla de hongos y algas) y que al igual que en paredes se procede a cepillar con agua lavandina al 20/30%.

Posteriormente, lavar bien todas las zonas con agua y detergente y enjuagar bien éste último producto hasta que no quede ningún rastro del mismo.

En los casos que se tengan baldosas o carpetas de cemento muy lisas, aplicar una solución de ácido muriático al 30-40% y dejar actuar unas 24 horas para luego enjuagar nuevamente. Ésta acción es recomendada después del lavado con detergente, ya que es necesario eliminar las películas de grasa que impedirían que el ácido llegara al substrato. Importante: no aplicar en baldosas y cerámicas esmaltadas, ya que en estos casos se deberá crear un mordiente por medios mecánicos y posteriormente aplicar el ácido. Aún así se deberá realizar la prueba de adherencia en un sector antes de proceder al pintado total de la superficie.

Antes de aplicar el recubrimiento aunque sea base acuosa se deberá dejar secar el substrato, ya que la humedad superficial contribuye a la aparición de ampollas y englobamientos con el transcurrir del tiempo. Respetar los tiempos de secado de los materiales y las tareas de limpieza son fundamentales para el éxito del trabajo.

2) Un caso muy común cuando nos encontramos con zonas de alta dilatación por variada amplitud térmica, es el uso de vendas para grieta de techos. Estas vendas pueden ser elásticas o fibradas y están a la venta en cualquier establecimiento de recubrimientos para impermeabilizantes. El procedimiento consiste en que una vez terminada de reparar la grieta con el sellador para grietas se procede a aplicar una mano del recubrimiento final diluido con un 20% de agua. Luego se dejar secar y se aplica una mano sin diluir (o con una dilución del 5%) del recubrimiento para techos. Sin dejar secar se coloca la venda sobre la última capa de látex gruesa (es el mismo recubrimiento para techos) que se aplicó sobre la grieta y se pinta con la pintura del recubrimiento para techos con una dilución apropiada, dejando secar por cada mano alrededor de cuatro horas (es un dato estimado, ya que depende de las condiciones de temperatura ambiental). No es recomendable pisar antes de las 24 horas.

En estaciones de mucho calor es importante conocer cuál es el horario más apropiado para realizar el trabajo de pintado, ya que no debería haber rocío, ni tendría que ser a plena luz solar (por problemas de rápido secado). El horario más recomendable es al atardecer cuando ya entrado el sol se cuenta con iluminación y temperatura media.

En cuanto al pintado final, luego del tratamiento de la superficie ya estaríamos en condiciones de aplicar nuestros recubrimientos para techos, según el acabado y objetivo buscado.

El ladrillo visto es un material de construcción que se fabrica para ser colocado tanto en interiores como en exteriores. Debido a las características específicas del ladrillo, antes de pintar una pared o chimenea recubierta con este material, debemos tener en cuenta una serie de consideraciones.

Preparación de la superficie:

En primer lugar nos aseguraremos de que la pared de ladrillo está seca y libre de humedades. El ladrillo es un material poroso por el que se puede filtrar el agua a través de sus poros o de las juntas de mortero. Si la pared que queremos pintar tiene humedades o filtraciones de agua, primero habrá que repararlas, ya que al pintar una pared de ladrillo sellaremos sus poros naturales. Esta situación hará que la humedad se quede en el interior sin poder evaporarse y tendrá como consecuencia que la pintura salte con el tiempo, tal y como sucede cuando existen humedades en una pared de yeso.

Un problema habitual que podemos encontrar en paredes de ladrillos afectadas por la humedad es la eflorescencia. Se denomina eflorescencia a los depósitos de sales solubles en agua de color blanquecino que se depositan en la superficie del ladrillo cuando se evapora la humedad por efecto del sol o del aire.

En primer lugar, si el ladrillo está recién instalado, conviene que dejemos pasar unos meses antes de pintar la pared para permitir un perfecto secado y comprobar si existen vicios ocultos (desperfectos que salen con el paso del tiempo).

En segundo lugar habrá que comprobar la compatibilidad entre pintura y pared, ya que aunque la composición química de la mayoría de ladrillos es neutra, la del mortero suele ser alcalina. Existen algunos tipos de pintura que pueden reaccionar a la alcalinidad del mortero, por lo que siempre se recomienda hacer una prueba de pintura o utilizar una imprimación o fijador sellador resistente al pH alcalino.

En tercer lugar, debemos limpiar la superficie, ya que antes de pintar una pared de ladrillo debemos asegurarnos de que está totalmente limpia. Para ello se puede pulverizar con una mezcla de vinagre blanco y agua o bien una solución al 10% de ácido muriático y frotar con un trapo o con un cepillo de cerdas gruesas, en el caso de que exista alguna mancha difícil.

Por último, es importante que utilicemos una imprimación y una pintura de calidad y específica para pintar ladrillos, ya que de esta forma nos aseguraremos un buen acabado y su perdurabilidad con un mantenimiento básico.

Opciones de acabado:

Al igual que lo que sucede con las paredes de yeso, a las de ladrillo también podemos darle diferentes acabados gracias a la pintura. Uno de las habituales es pintarlos de color blanco, teniendo como ventaja que aporta luminosidad, le resta pesadez visual al ladrillo y proporciona una sensación de mayor amplitud.

Otra opción consistiría en un blanqueado, para ello se debe mezclar una parte de agua y tres partes de pintura, dando brochazos en forma irregular para conseguir un aspecto envejecido.

Cuando el objetivo es mantener el color y visual del ladrillo visto, se aplican revestimientos transparentes que lo embellecen y protegen. Hay que tener en cuenta que estas pinturas cambian la textura de la pared, dándole una terminación con presencia de brillo y una superficie mucho más tersa y suave.

Se aplicará una mano diluida con un 50% de agua para favorecer la penetración en el ladrillo y para terminar una mano con un 10/15% de dilución con agua, dejando secar bien entre manos.

Si el objetivo es además mantener la textura y el brillo del ladrillo, se aplicará un impregnante siliconado que permite al ladrillo respirar normalmente, impidiendo el paso de la humedad en forma de gota. Es excelente para lograr un aspecto rústico, pero absolutamente ausente de hongos y eflorescencias salinas.